procesadores cuánticos
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Un salto cuántico en el rendimiento de los procesadores cuánticos.

Investigadores de Israel han desarrollado una tecnología que mejora la unidad de computación básica de las computadoras cuánticas y se considera un hito en la creación de procesadores cuánticos más grandes y confiables.

Un proyecto dirigido por un grupo de investigadores de Israel, en colaboración con TII, el Centro de Investigación Cuántica en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, está avanzando en la computación cuántica al mejorar el rendimiento de qubits superconductores, las unidades de cálculo básicas de un procesador cuántico superconductor.

El qubit mejorado, llamado qubit de flujo superconductor sintonizable, es un bucle superconductor del tamaño de una micra donde la corriente eléctrica puede fluir en sentido horario o antihorario, o en una superposición cuántica de ambas direcciones.

Estas características cuánticas permitirían que la computadora fuera mucho más rápida y poderosa que una computadora normal.

Para que se realice el potencial de velocidad, la computadora cuántica necesita operar varios cientos de qubits simultáneamente sin que interfieran entre sí sin querer.

Como tecnología alternativa a la que existe hoy en día en los procesadores cuánticos, los qubits de flujo superconductor brindan varias ventajas importantes: en primer lugar, son muy rápidos y confiables; y segundo, puede ser más sencillo integrar muchos qubits de flujo en un procesador en comparación con la tecnología disponible actual.

Al comparar una computadora cuántica con un piano, el Dr. Michael Stern, dice: «Imagínese querer tocar una determinada nota en un piano, pero en realidad tocar varias teclas juntas simultáneamente y sin darse cuenta, ya que la distancia entre las distintas teclas no es lo suficientemente grande.

Una de las principales ventajas de los qubits de flujo es que el ‘pianista’ siempre puede producir el sonido que quiere producir debido a la amplia separación entre las ‘claves'», dice el Dr. Stern.

Necesitas afinar las teclas de tu piano antes de tocar.

En un artículo publicado recientemente en la revista Physical Review Applied, Stern y sus colegas describen esta habilidad adicional.

De acuerdo con la analogía del piano, la complicación tecnológica encontrada por los qubits de flujo hasta hace poco era una dificultad para controlar y cambiar su «tono».

Era casi imposible cambiar la frecuencia de un qubit de flujo sin destruir su coherencia.

En el artículo reciente, los investigadores demostraron que no solo podían controlar la producción de los qubits, sino también cambiar activamente su frecuencia sin comprometer su rendimiento.

«El flux qubit permite que las claves se desconecten entre sí», dice Stern.

«Al igual que en una sinfonía, no basta con tener teclas que funcionen, sino también la capacidad de afinar y controlar las teclas de forma independiente para trabajar al unísono».

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