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Explorando tecnologías de agua de Israel para Uruguay.

Por Ana Jerozolimski – A mediados de octubre se llevó a cabo en Israel la feria Watec de tecnologías del agua y medio ambiente, en la que participó, entre otras, una delegación de Uruguay. (Una versión más amplia de la entrevista, ha sido publicada en «Semanario Hebreo» edición impresa de Montevideo). El siguiente es un resumen del diálogo mantenido.

Antes de entrar en detalles ¿cuál sería vuestro resumen general de la visita a Israel en el marco de la feria WATEC en la que participaron representando a Uruguay?

Diego Flores: Fue una experiencia súper interesante. Creo que abre un camino para poder colaborar, sobre todo con empresas que vimos allá, que presentaban soluciones interesantes y novedosas. Todas las empresas están muy abiertas a colaborar fuera de Israel.

Ya cuando llegué acá tenía varios correos de la gente con la que estuve en contacto allá, también pidiendo información , exhortándome a que comente en qué pueden ayudarme y qué información puedo necesitar yo.

¿Hubo cosas que vieron y dijeron “Esto puntualmente me puede servir” o “Esto le puede venir bien a Uruguay”?

Carlos Roda: Israel en lo que es ahorro de agua, gestión general de toda el agua está muy adelantado. Más con respecto a Uruguay.

Para que te hagas una idea, en Montevideo la mitad del agua no se factura y ellos sólo el 6% no se factura. O sea que de toda el agua que produce y distribuye OSE, el 50% no la cobra. Se la roban o se pierde.

Digamos que se les escapa. Probablemente ni se sepa por dónde se va, o se tendrá indicios al respecto pero OSE no sabe concretamente si son averías en los caños, si son contadores que miden mal, si es gente que hizo conexiones clandestinas. Entonces ahí también hay un avance muy grande en Israel.

No se trata sólo de controlar más sino que es integralmente construir las redes mejores, monitorear las pérdidas, cuando se detectan arreglarlas rápido. En Uruguay no nos falta tanto el agua, y por eso la cuidamos menos. Tarde o temprano vamos a avanzar. No vamos a llegar a un 6% de pérdida, porque es excepcional a nivel mundial.

Nos decían que el promedio de países industrializados es de un 20%, como que ese es un buen objetivo , pero en Israel lograron llegar al 6%.

 
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La feria WATEC fue también sobre otras cosas relacionadas a tecnologías del agua…

Rafael Rosa: Vimos un montón de cosas que no son de agricultura y que sí tienden al uso más eficiente del agua. Por ejemplo el manejo de agua en reservorios, la tecnología que vimos para cubrir grandes lagos con superficies que hagan que no se evapore el agua en grandes cantidades

.Hubo una conferencia sobre técnicas para recuperar ríos que están contaminados. Mostraron casos de éxito en la India, también en Israel. Un montón de cosas que van en la misma dirección, de eficiencia y mejor gestión del agua, más allá de la agricultura.

¿Hay algo que les sorprendió de lo que vieron?

Carlos Roda: A mí me sorprendieron varias cosas. Primero toda la red que tienen del manejo del agua, está todo muy desarrollado, muy centralizado. El agua es propiedad de Israel y no es como acá que yo hago un pozo en el fondo de mi casa y es mi agua, digamos. Ese es un cambio que acá también tarde o temprano se va a venir, que uno no pueda gestionar su agua libremente. Si uno hace un tajamar de cierta magnitud debería reportarlo, inscribirlo, registrarlo, le darían el permiso para sacar agua, puede sacar hasta tanto. No la pagamos hoy, pero por lo menos sí estaría regulado. Y sería mejor porque cada vez se usa más agua, los cultivos son mucho más intensivos, también en los tambos se usa más. Y eso requiere mejor uso del agua.

¿Vieron cosas en las que notaron gran diferencia con el enfoque uruguayo?

Carlos Roda: Una de las cosas que a mí me llamó la atención fue el uso, hasta abusivo, que hacen de los filtros. Yo por lo menos no lo tengo como una tecnología clara de tratamiento y allá se usa filtro para todo. Nosotros usamos plantas de tratamiento que van más bien a base de químicos. Mirás el agua del Río de la Plata y es marrón. Para llevarla a transparente la filtrás con filtros muy chiquitos o..

Diego Flores: …la trabajas desde la sedimentación.

Rafael Rosa: Para removerle los sólidos.

Carlos Roda: Para remover los sólidos, que son muy chiquitos, entonces es complicado filtrarlos. En Israel por ejemplo los filtraban con filtros milimétricos o de micrones digamos, que eran mucho más chico que un milímetro todavía, y acá lo que hacemos es más bien agrandar esos sólidos con productos químicos para que se sedimenten, o se filtren en filtros más grandes. Eso es algo que yo no lo tengo muy incorporado y me lo traje como una idea también para explorar como soluciones tecnológicas que me llenaron un poco.

Aparte ves que hay tecnologías para todo. Más allá de que muchos eran vendedores a vos te daba la sensación de que decías “Quiero un filtro que me filtre agua de cantera de pedregullo con no sé qué contaminación”, y te decían “Éste es el filtro”. Una variedad muy grande y mucho desarrollo tecnológico, algo que acá en Uruguay no podemos hacer.

 
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Te quería preguntar a ti Rafael, que estudiaste agricultura en Israel y viviste allí unos años , con qué visión resumiste esta visita con la delegación. ¿Hubo cosas que te sorprendieron a vos también aunque conocías?

Rafael Rosa: Sí, porque parece ser infinito lo que Israel puede aportar de tecnología. Es como parte de la cultura cotidiana, está en todas las personas. O en todas las personas vinculadas a los desarrollos. A mí en particular lo que más me interesó de la feria y que ahí sí vi muchas cosas nuevas fue en una carpa, digamos, un sector particular para start-ups, para empresas que están haciendo desarrollos nuevos. La mayoría son cosas bastante simples en su razonamiento pero que se le ocurrió a una persona, no se nos ocurre a todos.

Y vos decís: “¿Cómo no se me ocurrió a mí?”

Rafael Rosa: Claro. Se transforman en tecnologías y después se transforman en empresas, en desarrollos comerciales. Entonces eso-aunque yo conocía ese ambiente también por el trabajo que yo he hecho allá que era en investigación científica- nunca deja de sorprender. Porque tampoco nunca se detiene, es algo que sigue para adelante. Volviendo a tu pregunta, yo diría que no me sorprendió sorprenderme, porque fue a eso que fuimos.

Además, lo bueno fue, entiendo, que realmente tuvieron grandes oportunidades de ver cosas destacadas…

Rafael Rosa: Claro. Te cuento que nuestro chofer bajó con nosotros a la planta desalinizadora de Ashdod porque dijo que nunca había visto algo así y tampoco tenía muchas posibilidades de verlo. Eso es un lujo que nos dimos como ingenieros, de poder visitar una planta de ese nivel de tecnología. Además nos atendió el ingeniero a cargo del proceso de la planta de Ashdod, es el que decide si regula una válvula más abierta o cerrada… En todas las visitas que hicimos nos atendió gente de peso. Como ingeniero es un honor, es un lujo tener ese tipo de posibilidades.

Diego Flores: Se ve que había mucho orgullo por parte de los israelíes también de sus avances, de lo que han logrado, porque en todas las empresas a las que fuimos ellos estaban preparados para recibir gente. Y contentos de hacerlo. Nos recibían muy bien, había gente preparada, se tomaban el tiempo, respondían todas las preguntas de forma abierta.

Si bien en todos lados existía un perfil comercial, había una voluntad de vender sus servicios, no se escondía nada, estaban súper abiertos a contestar lo que sea. Detenerse con nosotros a preguntarle cómo le había ido con esa válvula que había instalado nueva y se tomaban el rato para abiertamente contarnos su experiencia. Fue bien interesante esa parte.

Carlos Roda: A mí también me llamó mucho la atención la apertura de todo eso. En la feria era de esperar, porque de alguna forma, es para promocionarse. Pero cuando preguntábamos en visitas que hacíamos aparte, por ejemplo, “¿Podemos ver tal cosa?”, y nos decían “Nunca nadie vino acá pero no hay problema”. E íbamos a ver, contestaban todo, nos permitieron sacar fotos en todos lados menos en uno, donde si hubiéramos insistido un poco creo que hasta lo podríamos haber hecho. Acá a veces te da la sensación de que hasta en facultad te esconden cosas aunque están para enseñarte, y ahí gente que no tenía ningún compromiso para con nosotros, los veías totalmente abiertos y sinceros. Estoy seguro que si les decíamos “Mirá, soy un estudiante que quiero ver cómo se hacen las cosas y no tengo ninguna posibilidad de ofrecerte ningún negocio”, igual te lo mostraban, un poco con el orgullo de “Miren lo que hicimos. Esto que hicimos está bueno para que se haga en otros lado”. Yo me fui con esa impresión.

En eso quizás incide algo muy típico de la idiosincrasia israelí que es la informalidad.., pero en su significado positivo.

Diego Flores: Te hacían sentir muy a gusto. Además, era todos técnicos, colegas con un lenguaje común y entonces uno les preguntaba cosas que ellos también se motivaban a contestar. Hubo como una sinergia bastante buena en las visitas, eso es lo que yo sentí.

Carlos Roda: Y había como otra búsqueda de hacer contacto directo. Nada de “Te paso después el nombre de quien”, todos te daban… “Esta es mi tarjeta, cualquier cosa que vos veas, cualquier posible proyecto donde se pueda colaborar mándame un contacto conmigo por la directa”. El perfil comercial es interesante. Incluso creo que nos agarró hasta medio por sorpresa cuando fuimos a la compañía del agua de Jerusalem, HaGuijón, y en medio de una charla absolutamente técnica en la que nos estaban comentando cómo habían logrado alcanzar ese bajo porcentaje de agua no potabilizada y otras cosas más, se acerca uno y dice “Bueno, ¿cómo colaboramos ahora, cómo hacemos negocios juntos?” Y quedamos… Necesitaba dos o tres minutos… Yo venía maravillado con los avances tecnológicos de ellos y creo que no pudimos ni responder. Dijimos “Bueno, déjame pensar y ya te digo”.

Rafael Rosa: Hubo algo que a mí me pareció bien interesante que fue que nosotros éramos una delegación chica viniendo de un país chico, y sin embargo, yo no lo sentí y de hecho no se dio, por ejemplo, que nos mezclaran con otro grupo. O sea: nosotros éramos cinco y teníamos un ingeniero de alto rango de la planta dedicado a nosotros cinco. Y disponible para contestar a una avalancha de preguntas que le hicimos y sin ganas de apurar ni nada. Cuando estábamos organizando el grupo, la misión, todo, decíamos “Bueno, como Uruguay ¿qué podemos hacer para que nos den más atención o algo?”, y no fue necesario. No sé cómo trataron a las otras delegaciones, pero me imagino que igual que a nosotros. No sentí en ningún momento que por ser una delegación chica de un país con un mercado chico hayamos tenido un trato diferente. Y eso es súper respetable, del espíritu general de la organización de la feria.

¿Dirían que quizás una diferencia clave cuando de desarrollo tecnológico se trata, en actitudes diferentes en cada país, cuestión de mentalidad en algunas cosas?

Carlos Roda: Acá uno siempre trata de acomodar las soluciones a las tecnologías que existen y ellos son al revés, quieren juntar soluciones tecnológicas a los problemas y no acomodar los problemas para solucionarlos de una forma u otra que son las estándares acá. Eso también es otro punto como para explorar en el caso de los filtros en particular. Otro tema que me abrió un poco la cabeza son las distintas fuentes del agua y sobre todo el agua del mar. Israel no tiene problemas del agua a esta altura de la vida. Porque al final es un problema económico y ahora también desarrollaron tecnologías que hasta les sale más barato desalinizar que algunos otros tratamientos. Ahí se acabó. El Mar Mediterráneo es infinito para los usos de Israel.

Años atrás entrevisté al ingeniero uruguayo israelí Gustavo Kronenberg, de la planta desalinizadora de Ashkelon en el sur de Israel. Era en ese momento el director general de la planta. Su resumen, tras mostrarme toda la gigantesca planta de desalinización por ósmosis inversa y explicarme todo el proceso, fue sencilla e ilustrativa: “No falta agua, sobra sal”.

En este tipo de viajes yo me pregunto siempre en qué medida sale beneficiado Uruguay como país o las empresas concretas que logran luego cerrar un negocio.

Carlos Roda: Yo creo que en este caso Uruguay va a salir beneficiado. De alguna forma, lo que por lo menos Diego y yo hacemos es proyectar y buscar soluciones para problemas, ¿no? Entonces todo lo que nos pueda aportar el viaje se verá en el tiempo… O no se verá, son esas cosas intangibles que te quedan.

Pero de las cosas que más rescato es la apertura mental que lográs viendo esas soluciones que no sabés ni que existen, o que escuchás y las ves en libros. Entrar en la desalinizadora era una cosa emocionante, lo más grande que había visto era una planta que potabiliza uno y esto potabilizaba 100 mil. Y acá todavía te dicen “¡Tengo una planta gigante!”. Y creo que en la medida que podamos canalizar esta experiencia positivamente, se podrá decir que el resultado fue fructífero. Las cosas no pasan porque sí, sino que hay que canalizarlas, hay que invertir en tecnología, invertir en innovación, regular, controlar, vos veías que estaba todo armonizado.

Y cuando algo se empezaba a desviar lo corregían con cualquier de estas acciones. Y acá muchas veces se busca como una solución mágica con algo solo, y si no integrás todas las patas no sale. Si no empezás a cobrar el agua, la gente no la va a usar mejor. Si no exigís que el agua se tire mejor a los ríos, no la van a tirar mejor. Si da lo mismo tirarla que reusarla, la gente la tira porque es más fácil. Y bueno, por ese lado pienso humildemente que se puede aportar. Tiene mucho Uruguay para hacer.

¿Pero también hay logros y avances en Uruguay que vale la pena destacar?

Diego Flores: Se está avanzando. Las últimas normativas apuntan al reúso del agua, se le dio un marco ¿no?

Carlos Roda: Sí. Yo trabajo en el tema desde 1999 y he visitado industrias y lo que cambió en estos 15 años es importante. Uno no lo ve y se sigue quejando. Pero yo cuando era chico ibas hacia el este, llegabas al Arroyo Carrasco y tenías que bajar el vidrio porque había un olor a podrido brutal.

Es más, yo soy docente en la Universidad Ort y a veces se lo comento a los estudiantes, que, claro, tienen 20 años y nunca lo vieron. Lo mismo el Pantanoso o el Miguelete. Y uno ahora ya las tiene como incorporadas y ganadas las mejorías, y en realidad llevó tiempo y también muchas medidas.

Yo iba y sigo yendo a algunas industrias, sacaba las muestras y decía “¡Fa, mirá que bien que sale!” y era una cosa marrón espantosa, y ahora eso ya no es más admisible. Hay mucho hecho, mucho avanzado, y también muchísimo para hacer, y eso uno lo ve cuando va a un lugar como Israel.

Entrevista realizada por: Ana Jerozolimski (Beris), periodista uruguaya-israelí (1961), directora de «Semanario Hebreo» de Uruguay. Columnista en Montevideo Portal y UyPress. Ana es ademas corresponsal de «El Tiempo » de Colombia y «La Razón» de España, MVS radio de México y Onda Cero radio de España, medios en los que escribe y transmite con su nombre de casada, Jana Beris recocida conferencista especializada en Medio Oriente.?

Entrevistados: Carlos Soto ( Ingeniero Agrimensor, director de la Arrocera Yucutujá), Carlos Roda ( Ingeniero Hidráulico, jefe de proyectos Estudio Pittamiglio, Consultora de energía hidráulica y ambiental), Rogelio Alonso ( Ingeniero Hidráulico, gerente Delagua Riego), Diego Flores ( Ingeniero Hidráulico, director SUNN Ingeniería) y Rafael Rosa ( Ingeniero Hidráulico, independiente, asesor de la Cámara de Comercio Uruguay Israel en negocios vinculados a tecnología de agua).

 
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